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  Registro emocional de un hombre de la calle   I.          Emociones. Adaptación, aprendizaje y crecimiento personal. T engo 51 años y me gusta la calle. Fue hace 30 años cuando me sugirieron que mi sitio era la calle. Soy un hombre de la calle, un hombre normal y corriente, al que la calle enseño a escuchar. Aprendí, aprendí a escuchar, aprendí a aprender. Santander 89 . Un viernes o sábado noche, la calle Rio de la Pila era la calle. Santa Lucía, Peña Herbosa, Cañadío, Perines o el Sardi, se disputaban la segunda plaza; sin embargo, la calle que acogía o reunía más jóvenes (algunos no tanto), por metro cuadrado era el Río de la Pila. ¿Dónde quedamos? Después de cenar podemos ir a tomar unas cerves; podemos picar algo en el Cantabria o la Tienduca y luego nos tomamos algo en la Gramola, el Jardín; ¡vamos a La Finca! La historia de la calle había dado comienzo en 1769, cuando todavía deshabitada y contemplando el discurrir de las aguas de su arroyo desde la parte alta hasta